lunes, octubre 11, 2004

Murphy is a b1tch...

La Ley de Murphy.

Siempre que quieras tener un instante íntimo con tu "significant other", algo que ponga al "mood" en potencial peligro de desvanecimiento ocurrirá.

... Como el hecho de que solo te queda una pastilla anticonceptiva y justo antes de tomartela caiga de tus manos haciendo el ruido de la desolación infinita que puede hacer un comprimido de tres milímetros de diámetro rebotando contra el frío y duro piso de parquette mientras se pierde en el desorden de tu cuarto frente a la mirada de horror de la pareja que al unísono se pone a buscar la bendita pastilla que les asegurará 24 horas más de placer despreocupado como si se tratara del santo grial sabiendo que si no la encuentran a tiempo se pueden ir despidiendo de tener relaciones por una semana completa al mismo tiempo que los carcome la angustia de encontrarla carajo porque si no nos jodemos quién va a querer aguantarse tanto tiempo sin contacto físico y que donde diablos está la pastilla ayúdame a mover todos los muebles debajo de la mesa de noche mueve la cama y detrás del colchón no estará no mujer ya te he dicho que no por donde se cayó que no la vi que solo escuché cuando se caía y nada vamos a levantar las tablas de la cama una por una tiene que estar por algún lado por qué nos ocurre esto justo ahora y que no sé pues por algo será que no me vengas con esas que de todas maneras tenemos que encontrarla y que aquí está la maldita y dónde estaba pues detrás de tu cabecera que suerte....

Ayayay...

Dios bendiga a los anticonceptivos...
... y que a Murphy mal rayo le parta la maldita crisma...
... y que se muera...
... con cuchillos...
... y veneno.

Diálogos

- Mnnnnnnmmmm....
- Yummmnnnmmmaaaahhhh....
- Mmmm... Mmnhshchdías....
- Nnmmshdías...
- ¿Qué hora és?
- Demasiado temprano para despertarnos y demasiado tarde como para que preguntes.
- Bleh... mejor nos vestimos... vamos a tomar desayuno con mis papás...
- Yaaaaaaaawwwwwnnnnnmmmm...... ok.
- Voy a vestirme.
- Yo también.
- Levántate tu primero...
- Okok.
- Oye... malcriado... ¿no te vas a poner ropa interior?
- Nah... ¿pa ke?... Con un polo y un pantalón de buzo suficiente... y si quieres te puedo prestar uno de mis polos y otro pantalón para que bajes.
- ¿Tas tu loco? ¡Abajo están tus papás! Yo me visto completa.
- Bueh... si quieres....
- Amor.
- Seh.
- Estooooo.... ¿dónde está mi brasiere?
- ¿Uh?
- Que dónde está mi brasiere. Lo estoy buscando y no lo encuentro.
- Debajo de la cama.
- No está.
- En algún lugar del piso.
- Tampoco.
- ... ¿entre las sábanas?
- Que no está, te digo...
- Bah.. debe estar por ahí. Apúrate que mis papás ya deben estar abajo esperándonos.
...
..
.
- Hola, ma'.
- Buenos días, señora.
- Hola hijo, hola hijita. ¿Ya están bajando a desayunar?
- Si. 'Tamos con hambre.
- Antes de que bajen, creo que esto es de ustedes. Lo encontré en la sala y creí que era mío... pero es una talla más grande que los que yo uso. Tienen que tener cuidado de donde dejan sus cositas, no se les vayan a perder y luego, ¿cómo se acomoda una? ¿Cierto, hijita? Bueh... vamos a desayunar.
- ...
- ...

No se vayan. Enseguida regresamos con...

Cuando era niño no era inusual verme entrar en estado de psicopatía paranoide con atisbos de histeria infantil inmediatamente después de salir del colegio. Esto se debía a que, por aquellas épocas, se presentaba por Panamericana Televisión la recordada serie Robotech, una de esas de dibujos animados que caló profundo en mi memoria, ya que tenía dos cosas que, a mi edad, me parecían vitales dentro de una historia:

1.- Cosas que se transformaban en otras cosas.

2.- Chicas bonitas.

El primer tema estaba totalmente cubierto por la serie en sí. Los Veritech eran unos avioncitos tipo F14 que se transformaban en robots de gran tamaño. El SDF-1 era una nave espacial inmensa que se transformaba en algo que asemejaba un robot, también inmenso. Los Zentraedi eran una raza de gigantes guerreros que se podían transformar en "micronianos", o sea, en personas normales, de nuestra talla y contextura. Roy Fokker se transformaba del famoso lider del escuadrón Skull en un pedazo de queso gruggere después de su última batalla. Lin Min Mei se transformaba de chibola inocente a gran estrella del canto y del cine dentro de la ciudad Macross. Rick Hunter se transformaba de excelente piloto de combate en un absoluto estúpido sentimental. Lisa Hayes se transformaba de "comadreja parlanchina" (tal y como el mismo Rick se atrevió a llamarla una vez) en el sueño humedo de cualquier otaku*.

En fin... hasta los mismos Transformers podían esar celosos de tanta transformación.

El segundo tema... Veamos:
- Lin Min Mei
- Lisa Hayes
- Miriya

... any questions?

¿Y de dónde saqué la colección? Pues de "The Hole Shopping Center".

Y después de ver 36 capítulos de Robotech, de 24 minutos cada uno (saca tu la cuenta del tiempo total, que ahorita no tengo ganas... que no tengo ganas, te digo) y dos horas adicionales de "Macross: Do you remember love?" puedo decir que yo también me transformé.

No. No soy gay.

Me refiero a que me transformé y pasé de ser un tipo de 27 años y con poco cabello, a ser un chibolo que idolatraba a Roy Fokker y que no comprendía como es que se murió a la mitad de la serie, que no entendía cómo Rick podía ser a veces tan estúpido, que envidiaba la suerte que podía tener el lornaza de Max, que odiaba a muerte al Comandante Brittai y que siempre pensó que a la serie le faltó un par de escenas de Lin Min Mei calata... o por lo menos en bikini, por Dios...

Dios salve a Robotech.

- "... así que eso era la bendita protocultura...."
- "Sip... hmmm... ¿no quieres que te 'protoculturice', mamita?"

(*) Otaku: Dícese del tipo que respira y come animación japonesa.